Faltan centros de inversión y desarrollo: Manuel Frías

El Financiero · Miércoles 26 de diciembre de 2001 · Negocios 15

Carece el país de una meta clara y bien definida de largo plazo
El abuso de recursos viola la ley, advierte
Actualizar obras de infraestructura

Celina Yamashiro Arcos

En la actualidad la creciente contaminación de los recursos naturales, en especial del medio ambiente, el suelo y el agua, ha propiciado el deterioro de los niveles de calidad de vida en México.

Por lo anterior, es urgente poner en marcha planes concretos y programas de acción de largo alcance que garanticen contar con técnicas sociales, económicas y financieras para construir nuevos centros de inversión y desarrollo.

Según Manuel Frías Alcaraz, responsable del Proyecto Nacional México Tercer Milenio—presentado a la Secretaría de Energía—, las autoridades no han podido coordinar de manera correcta y productiva las funciones e inversiones de nuestro país, pues no existe una meta clara y definida de largo plazo. “Para quien no sabe dirigirse, todos los caminos le parecen buenos, porque les permite desarrollar actividades, aunque éstas no sean útiles.

“Hoy la planificación en México consiste en revolver y desplazar los recursos “subsidios” de un lado a otro para en apariencia beneficiar a una zona en detrimento de otra. Esto sólo lleva al gobierno federal a adquirir más deuda impagable en el exterior y hace creer al pueblo que realizar obras no planificadas por doquier y gastar mucho dinero es sinónimo de progreso”, señaló entrevista.

Detalló que, al contrario, un subsidio de un recurso asocia un gasto de inversión, explotación y mantenimiento. Por lo que un país que no utilice bien sus recursos y riquezas potenciales, inventando y abusando de los subsidios, violará las leyes de la economía y estará siempre en desventaja frente a otras naciones que los utilicen de manera racional.

Y es que en México —con aproximadamente cien millones de habitantes y 1.7 por ciento de crecimiento demográfico anual con sus grandes zonas conurbanas ubicadas en el altiplano, además de Monterrey, Nuevo León, Tijuana y Baja California— es difícil hacer uso racional de los recursos naturales, principalmente el agua.

Las costas, opción.

Manuel Frías señala que de preferencia se deben construir nuevos centros en regiones costeras que cuenten con abundante agua y energía, para lograr la desconcentración de las zonas metropolitanas muy pobladas del país, antes que la carencia de recursos provoque su ruina.

Se debe realizar lo anterior debido a que nuestra nación tiene en la desembocadura de sus principales ríos, zonas de baja densidad poblacional, abundantes recursos hidráulicos y energéticos, pero con un mínimo uso.

Según cifras oficiales, México dispone de recursos hidráulicos suficientes para mil millones de habitantes —sólo como nivel de referencia—, lo cual proporciona una idea de la cantidad de agua existente en las partes bajas, la cual en muchos casos retorna al mar sin ningún uso.

“Esto significa que se requiere construir y actualizar las distintas obras de infraestructura hidráulica y energética, recomendadas para los futuros complejos de desarrollo y así transformar la situación critica social que impera en las metrópolis del altiplano”, comentó Frías Alcaraz.

Reconoció que aunque el país dispone de magníficos litorales, sólo seis regiones costeras satisfacen de manera plena los preceptos anteriores. Agregó que existen otras zonas que por sus ventajas de ubicación y participación específica resultan ser un excelente apoyo para impulsar programas conjuntos de reordenación y descentralización.

En el primer caso resalta el complejo del Pacífico noroeste, cuya disponibilidad de agua es suficiente para satisfacer las demandas de 30 millones de habitantes; el Pacífico occidental, con 85; Pacífico sur, con 150; Golfo norte y centro, 145, y del Sureste, con 590 millones.

Frías indica que el interés del Ejecutivo Federal para concretar proyectos de infraestructura con altos índices energéticos, técnicos y económicos –a fin de asegurar suficiente agua, combustibles y energía eléctrica, tanto en las actuales ciudades como en los futuros centros urbanos e industriales a costos más reducidos- está relacionado con el propósito de que la iniciativa privada contribuya a realizar estas obras.

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